¡Saludos desde el Jiloca!
Efezztivamente no estaba muerta, estaba de parranda. Y aprovechando los últimos coletazos abrasadores de este verano, os presento a la esterilla de yoga de mi madre.
Tras darle vueltas y vueltas y vueltas al chakra más idóneo se decidió por el del corazón. Y comencé a documentarme entre internech y libros de yoga para acabar de este modo: